Siete años de la tragedia del Chapecoense, El 28 de noviembre de 2016 se registró una de las peores tragedias aéreas que enlutaron al mundo del deporte suramericano. El avión Avro RJ-85 perteneciente a la aerolínea LaMia, proveniente del Aeropuerto Internacional Viru Viru en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, se estrelló contra las montañas del Departamento de Antioquia, en una infructuosa maniobra de aproximación al Aeropuerto Internacional José María Córdova que sirve a la ciudad de Medellín.
La causa del accidente resultó ser agotamiento de combustible, un error eminentemente humano. El vuelo charter que fue contratado por el equipo de fútbol brasilero Chapecoense, traía a bordo 9 tripulantes y 68 pasajeros, todos ellos jugadores y directivos del equipo así como miembros de prensa invitados para cubrir el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana que disputarían en la ciudad de Medellín ante el Atlético Nacional de Colombia.
Un vuelo lleno de complicaciones
El vuelo originalmente debería ser desde Sao Paulo en Brasil hasta Medellín en Colombia. Para ese vuelo, la aeronave que prestara el servicio debería estar matriculada en Brasil o en Colombia, de acuerdo a las normas aeronáuticas y al Convenio de Chicago. Como la aerolínea LaMia estaba radicada en Bolivia, los directivos del equipo decidieron hacer el trayecto de Guarulhos en Sao Paulo a Viru Viru en Santa Cruz de la Sierra, usando un vuelo comercial de Boliviana de Aviación, y de allí tomar el charter a la capital antioqueña. Siete años de la tragedia del Chapecoense
Según los antecedentes de LaMia, varios vuelos charter anteriores -incluyendo uno, quince días antes del accidente, con la Selección Nacional de Fútbol de la Argentina- se hicieron con el combustible mínimo necesario para realizar el viaje. Y ese 28 de noviembre, no fue la excepción. El avión salió de Santa Cruz de la Sierra con un permiso para un vuelo de 4 horas y 22 minutos, con una autonomía de combustible idéntica al tiempo de vuelo.
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Veinte minutos antes del accidente, se prendió la alarma de combustible indicando niveles mínimos. Para ese momento la tripulación iniciaba descenso hacia el Aeropuerto de Rionegro. Como no avisaron a la Torre de Control sobre la novedad de combustible, la Torre dio permiso a otra aeronave que pidió prioridad para aterrizar, y dejó a otros tres aviones en espera. Tan sólo seis minutos antes del impacto el piloto reportó tener una “emergencia de combustible”. Un minuto después de este reporte, motor 3 y motor 4 se apagaron, y dos minutos después de perder estos motores, el número 2 y el número 1 dejaron de funcionar.
Tan sólo un minuto antes del impacto, ya sin combustible y simplemente planeando, el piloto informa “falla total, sin combustible”. A las 02:58 UTC el piloto pidió vectores y nunca más respondió.
El avión se estrelló en el Cerro Gordo, municipio de La Unión, a cinco minutos del Aeropuerto Internacional de Rionegro.
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